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que han permitido series de datos más largas

y complejas.

Por otro lado, existen estudios paleoclimáticos

e históricos que permiten reconstruir el

pasado del clima hace miles de años. Mucha

de esta información queda recogida en fósiles,

rocas, capas de hielo, troncos de árboles y en

descripciones históricas de acontecimientos

naturales. En conjunto, todos estos datos y

fuentes de información permiten tener una

reconstrucción del clima, su variabilidad y

los cambios, que a corto y largo plazo, ha ido

sufriendo.

La comunidad científica ha constatado

que en los últimos 800.000 años, las

concentraciones atmosféricas de dióxido

de carbono (CO

2

)

(Gráfico

2

)

, Metano (CH

4

)

y Óxido nitroso (N

2

0) han aumentado a

niveles sin precedentes.

El observatorio de Mauna Loa (Hawai) se

toma como referencia de las mediciones de

las concentraciones de GEI por su especial

ubicación en el Océano Pacífico, en uno de los

puntos del planeta más lejanos de los grandes

emisores de estos gases.

Sólo las concentraciones de CO

2

han

aumentado en un 40% desde la época

preindustrial, y del óxido nitroso en un 150%,

debido, sobre todo, a la emisión de gases por

la quema de combustibles fósiles (petróleo

y carbón) y en menor medida al aumento de

la agricultura y la ganadería intensiva. La

concentración de estos gases en la atmósfera

ha provocado un aumento de lo que se conoce

como “

forzamiento radiativo

”, es decir, del

balance energético del planeta.

La Tierra recibe de forma constante radiación

solar, una parte es absorbida, y en un

porcentaje determinado, otra es devuelta

al espacio, lo que hace que haya un balance

equilibrado.

Una parte de esta radiación rebota en la

superficie terrestre hacia el exterior y no

puede escapar hacia el espacio, quedando

confinada en la atmósfera debido a los gases

invernadero

(Gráfico

3

)

.

Este proceso, que ocurre de forma natural, es

conocido como “

efecto invernadero

” y es el que

hace que la temperatura media de nuestro

planeta sea de 15ºC en vez de varios grados

negativos, como ocurre en otros planetas sin

atmósfera. El problema es que las cantidades

en las que se encontraban esos GEI han

aumentado, haciendo que el

forzamiento

radiativo

se desequilibre. Es decir, sale menos

radiación de la que salía antes, y por tanto, el

efecto invernadero se incrementa, haciendo

que la temperatura global se eleve de forma

rápida.

Cuando hablamos de cambio climático es

necesario tener en cuenta que, los conjuntos

de todos estos climas y la temperaturas

medias de distintos lugares del planeta,

tanto terrestres, como oceánicos permiten

establecer una temperatura media del planeta

de entre 14,47ºC y 15ºC.

Han sido estos gases y su acumulación,

debido a las actividades humanas, los que han

propiciado el aumento de las temperaturas,

tanto en los continentes, como en los mares,

así como la disminución de los glaciares.

Cada uno de los tres últimos decenios ha

sido sucesivamente más cálido que cualquier

decenio anterior desde 1850

4

, así en el

hemisferio norte, el periodo 1983 – 2012 ha

sido el periodo de 30 años más cálido de

los últimos 1.400 años

(Gráfico

4

)

. Los datos

de temperatura de la superficie terrestre

y oceánica, promediados globalmente,

calculados a partir de una tendencia lineal,

muestran un calentamiento de 0,85ºC, durante

el periodo 1902-2012

(Figura

3)

.

Jonathan Gómez Cantero